El protagonista de esta historia nació en Tobarra en 1975. Hace unos años, un accidente conllevó la amputación de su pierna derecha. Actualmente no puede trabajar y ha ligado su vida al deporte. Juan Escribano no entiende sus días sin la bicicleta, la que confiesa que le ha hecho seguir adelante. “Apolo”, como es conocido por sus amigos, es un ejemplo de fortaleza y trabajo. Cuando cualquiera se habría hundido, él se cargó de valor y lucho porque este accidente no acabara con su vida.
Hemos tenido el placer de conversar con él acerca de todo lo que pasó y cómo fue este duro proceso de recuperación. Un ejemplo más de que el deporte es la vía de escape para muchas personas. Una historia ligada a las dos ruedas que les dejamos a continuación.
EntrevistaEl protagonista desciende en una edición de la BTT Tobarra | Foto cedida por Juan Escribano
Juan, en primer lugar, cuéntanos que te sucedió y qué consecuencias tuvo.
El accidente fue una trombosis en la pierna derecha. Estaba trabajando de camionero, en transporte internacional. Venía de viaje por Barcelona y me puse muy malo. Cuando me di cuenta ya no tenía mi pierna. Físicamente no recibí ningún otro daño, pero tenía que librar una larga batalla mental.
¿Qué repercusión ha tenido este accidente en tu vida?
El accidente para mi pues imagínate. Que te corten una pierna te cambia la vida en un “pis-pas”. De estar trabajando, de tener un nivel de vida con tu trabajo, de repente te ves sin una pierna, impedido. Te cuesta un montón acostumbrarte, a hacerte la idea de que esa pierna no va a volver. Tampoco podrás hacer nunca todo lo que hacías antes con normalidad. Imagínate. Trae un montón de problemas. Te tienes que acostumbrar a ponerte una prótesis. Te duele una pierna que ni siquiera tienes, lo que es conocido como el miembro fantasma. Te miras y no te aceptas. La pierna es lo que se ve, pero el que no ha pasado por esto no conoce el sufrimiento mental que conlleva.
¿Cómo conseguiste salir adelante mentalmente? ¿Qué rutina adoptaste?
Yo lo primero que intenté fue que la familia no me notara muy afectado. Hacía como que no había pasado nada. Como es normal yo por dentro estaba todavía en shock. Sólo quería que ellos no padecieran. A los dos meses o así de la amputación traté de volver a hacer deporte como siempre había hecho. Primero empecé en casa con unas pesas, luego ya pasé a coger la bicicleta. Al estar entretenido no le estás dando vueltas a la cabeza y te olvidas un poco de lo que te ha pasado.
El deporte, gracias a Dios, me ha ayudado bastante. Si no llega a ser por el deporte no sé qué habría sido de mí. Uno mismo debe sacar ganas, montarse en la bici y olvidarse. Sí, que voy con una pierna, pero yo que sé, ese rato parece que tengo las dos. Pasas malos momentos, porque si te caes o cualquier cosa no es lo mismo que antes. Te puedes imaginar el daño que te hace. Pero bueno, yo no miro lo negativo. El rato que estoy encima de la bici estoy entretenido y no le doy vueltas a la cabeza. Me ha ayudado bastante.
Juan posa junto a su hermana Marian tras una mañana de entrenamiento | Foto cedida por Marian Escribano
¿Antes del accidente montabas en bicicleta o empiezas a hacerlo para fortalecer tu cuerpo?
Yo ya montaba antes de meterme a camionero, pero una vez empecé montaba muy poco, ya que estaba siempre de viaje. Cuando me ocurrió el accidente llevaba ya veinte días seguidos de viaje, así que hazte una idea de lo que podía montar en aquella época. Una vez pasó todo se me cayó el mundo encima, pensaba que no iba a subirme nunca más a una bicicleta. Me acuerdo del día en que me puse a guardar toda la ropa de ciclista, la bicicleta y demás, todo el rato pensado que ya nunca lo iba a volver a usar.
Conforme me fui recuperando yo ya quería empezar a hacer cosas, pero desde el hospital me frenaron y me impidieron hacer casi de todo. Te limitan mucho, te falta una pierna y te lo quieren hacer todo. Yo no quería vivir así. Por mucho que me dijeron empecé a pensar cómo podía montar con una pierna y al poco tiempo ya estaba otra vez encima de ella. Más o menos hago las mismas rutas que hacía antes, aunque me canso bastante más. Me gusta bastante todo lo que supone un riesgo, como cuando vas por una rambla con la bici, en todas estas situaciones al estar tan pendiente de no caerte, la cabeza descansa y no piensas en los problemas que tienes en ese momento. Para mí es como una terapia.
¿Cómo adaptaste tu bici? ¿Contactaste con alguna tienda especializada?
Yo al principio me fijaba en los competidores paralímpicos y vi fácil lo de adaptar mi aparato. Así que con fuerza de voluntad fui trabajando en casa la adaptación de la bicicleta. Al principio probé con piezas de plástico, pero siempre se me rompían. Hasta que di con un sistema que me iba bien. Al principio me daba un poco de vergüenza que me vieran por ahí con este aparataje, pero bueno me fui acostumbrando. Al final simplemente es quitar el pedal y dar con una pieza que te sirva de apoyo para el muñón. También existe la posibilidad de enganchar la pierna ortopédica, pero prefiero ir sin ella.
¿Cómo fueron los primeros entrenamientos? ¿Te adaptaste rápido a la nueva situación?
(Se ríe). No eran entrenamientos. Yo el primer día ya me fui hasta Pozocañada (60km). Empecé gracias a un joven vecino que ni conocía. Él me veía por aquí y me propuso salir a montar con él. Al ir con alguien tenía algo más de seguridad. En ningún momento me puse ninguna barrera, costara lo que costara yo trataba de hacer de todo. Hasta que no me acostumbré hubo muchas caídas, cortes y duros golpes. Caídas no me han faltado, pero no me arrepiento. No hay que ser blando. No puedes decir que no sales porque te vas a caer, es como no salir a la calle porque te va a caer una teja en la cabeza. No sé si me entiendes. Mi hermana dice que algún día voy a llamar al 112 y cuando me vayan a recoger me van a pegar un palizón por irme tan lejos o hacer ciertas “locuras”.
“Apolo” posa con las señales que indican la ruta de la mañana| Foto cedida por Juan Escribano
Una vez coges soltura con la bicicleta, ¿cómo das el salto a las carreras?
Dar el paso a participar en carreras me costó mucho, ya que me daba vergüenza y me miraba todo el mundo. La gente decía: “¿dónde va este tío con una pierna?” La gente es así y entiendo que sorprenda que te vean con tan solo una pierna, pero ¿qué voy a hacer?, si no me va a crecer. Lo pasaba bastante mal al principio con el tema de que me viera la gente.
La primera prueba fue en la BTT de Tobarra, que durante los años previos al accidente nunca había podido participar. Al hacer transporte internacional de productos perecederos, no existían los días de fiesta. Así que en este momento decidí probar y me sirvió también para cargar las pilas. Me piqué y ahora voy de un lado a otro siguiendo el circuito de BTT Diputación de Albacete. Con una pierna cuesta más, pero me queda el orgullo de acabar cada carrera.
¿Cómo reaccionan los otros corredores y el público cuando te ven en las carreras? ¿Sientes el calor de la gente?
A parte de esto que te digo, que a veces se han pasado un poco, los corredores se portan genial. He hecho un montón de amigos, me conoce todo el mundo. Pasas por ahí con una pierna y la gente se piensa que eres el héroe americano, pero soy uno más.
Juan realiza un caballito ante el asombro de los espectadores | Foto cedida por Juan Escribano
¿Has recibido algún tipo de distinción o premio en estos años de bici?
En algunos pueblos, como ya me conocen, me dan algún detalle durante la entrega de premios. Siempre cae algo, a veces me han dado hasta un jamón. En la entrega de premios del final de la temporada me dieron un premio porque fui de los pocos que hizo todas las carreras del circuito. Tan solo tres personas lo hicimos.
J. Escribano (2º izquierda) recibe un premio por acabar las 40 carreras del circuito | Foto de Luis García
¿Te has planteado competir de manera más profesional? ¿En los paralímpicos?
Pues no sé. Si me habría gustado, sobre todo por juntarte con gente que tiene una situación parecida a la mía. En nuestra zona es difícil. Hablé con un tipo de la diputación y por aquí intentarlo es difícil, así que nunca se ha dado, pero sí que me lo planteé.
¿Tienes algún tipo de referente o alguien que te motive a salir con la bici cada día?
La verdad es que no. No me fijo en nadie. Mi motivación es pillar siempre al que llevo delante en una carrera. No me hace falta mirarme en nadie. Yo soy yo, tengo la situación que tengo y trato de adaptarme a ella. Me pongo metas. Cuando me propuse hacer todas las carreras del circuito sólo se lo dije a una persona por si no lo cumplía y al final mira, lo conseguí. Solo trato de superarme a mí mismo. Toco madera no vaya a ser que algún día me esclafe por ahí.
¿Cómo llevas lo de no poder salir a montar estos días por culpa del actual Covid-19? ¿Cómo estás matando el tiempo?
Pues estoy jodido, pero hay que aguantar. Lo importante es que no muera más gente. Trato de entrenar con el rodillo. A parte tengo un rocódromo en la cochera. Ayudo en casa, ya que mis padres son mayores y pueden salir poco. Debemos aguantar aislados porque esto es por el bien de todos.
El protagonista colgado debajo de un puente practicando otra de sus pasiones | Foto cedida por Juan Escribano
¿Podrías contar alguna anécdota curiosa, que te guste destacar de todo este tiempo?
Un día en la carrea de mi pueblo, subiendo al reloj que es el punto más mítico, todo el mundo se echaba encima animándome. Ese momento me emocionó bastante. Otra bastante graciosa fue una caída que tuve. Pegué un golpe fortísimo en el hombro. Los aficionados fueron a por mí y me dijeron que si estaba bien. Yo sin dudarlo les dije que sí y me levante, pero estaba mareado perdido. Le dije a un hombre que me diera la bicicleta, que yo iba a seguir. Este me respondió: “estás loco, le falta un pedal, así no puedes continuar”. Cuando me levanté y vio que me faltaba una pierna, se quedó blanco. (Se ríe). Pensaría el hombre, “madre mía la he cagado”
¿Qué le puedes decir a todas esas personas, muchos de ellos niños, que sufren una condición parecida a la tuya y que quizá no tienen ganas de seguir adelante?
A la gente que lo está pasando mal o tiene un problema así les diría que no vean solo lo negativo. Al principio sólo piensas en eso. Te cagas hasta en la hora que has nacido. ¿Por qué a mí? La vida sigue con dos piernas y con una. Cuanto antes salgas adelante, mejor. No somos héroes ni nada por el estilo. Hay que luchar por hacer lo que te gusta. Cuanto más tiempo tengas la cabeza entretenida mejor. Yo desde el momento en que me levanto echo de menos la pierna hasta que me acuesto. Hay días que hasta ni me acuerdo de que me falta a la hora de despertarme y me caigo al suelo. Pero en definitiva a la gente le digo que no se rinda, que no se venga abajo y que tenga la cabeza entretenida, porque la vida sigue.
Un Juan sonriente antes de una nueva prueba de BTT | Foto cedida por Juan Escribano
Juan ha sido todo un placer conversar contigo. Tu historia de superación es alucinante y un ejemplo para todos. Muchas gracias por tu tiempo.
Gracias a ti. Para lo que haga falta aquí estamos. Un saludo.
*Juan no dispone de redes sociales mediante las que se le pueda referenciar.