Amistad y pedales

Los Desperdigaos tras la BTT Tobarra 2020 | César Sánchez

Alberto Contador, Miguel Indurain, Froome, “Perico Delgado” y muchos otros nombres son los primeros que le vienen a la cabeza a alguien cuando piensa en ciclismo. En este caso toca mencionar a todos aquellos que tienen una vida ligada a la bicicleta de manera amateur. Gente variopinta que entrena cada día por diversos motivos. Algunos saldrán a montar por el simple hecho de hacer deporte, unos pocos para competir, otros por pasar tiempo con los amigos y quizá otros por conocer mundo, pero todos tienen un nexo en común y no es otro que la pasión por la bicicleta.

Aquellos que no salen en televisión aman la bici tanto o más que aquellos a quienes idolatramos, pero, ¿qué lleva a alguien a gastar grandes cantidades de dinero y tiempo en esta afición? La respuesta la podemos encontrar en un pequeño club ciclista de la localidad albaceteña de Tobarra. Este club es conocido como “Los desperdigaos”, ya que sus integrantes acababan dispersos cuando quedaban para montar juntos.

Antes de formalizar la creación de un club, Antonio Martínez Lázaro recuerda como en los inicios tan solo salían a montar un grupo de cuatro o cinco amigos. En 2006, tras un par de años cargados de kilómetros, el grupo había ascendido a los ocho integrantes y fue entonces cuando se decidieron formalizar como club. En estos primeros días como grupo formal, el único objetivo, según Antonio, era el de patrocinar el ciclismo y animar a gente del pueblo a salir con ellos a montar.

Foto de los inicios | Foto cedida por Antonio Martínez

Su hijo, también de nombre Antonio, confiesa que “todo empezó un poco de broma”. No esperaban que la gente los recibiera tan bien y por ello pronto tuvieron que llevar a cabo una junta directiva. Se decidió que todo aquel que quisiera formar parte del club debería abonar 30€ destinados a equipaciones y distintas actividades que proponga el grupo.

También es destacable el gran avance que se ha llevado en cuanto a material se refiere. Antonio padre, recuerda como al principio salía a montar con los amigos casi sin equipar y con bicis que pesaban treinta kilos. Actualmente resulta raro ver una bici de mala calidad entre los aficionados, hasta el más novato suele iniciarse con una bicicleta de grandes condiciones. Al igual que las máquinas, el club se va renovando con el paso del tiempo y es que ya son hasta ochenta miembros en el club. Los entrevistados destacan que, dentro de la organización, últimamente destaca la inscripción de un buen número de jóvenes y mujeres. De esta forma se demuestra que el ciclismo no es algo solo de hombres y es que, pese a que en este deporte queda mucho por hacer, cada vez es más común ver mujeres dando pedales.

Para comprender como alguien se aficiona a este mundo de las dos ruedas es curioso conocer la historia del actual presidente, Ángel Martínez. Ángel recuerda que se inició gracias a que hace unos años, si metías dinero a plazo fijo en Correos, te regalaban una bici. Él se decidió a hacerlo y en uno de sus primeros paseos salió por “El Raso”, uno de los campos más importantes de la localidad. El mencionado comenta que para él aquella jornada resultó todo un logro, pero que llegó “hecho polvo”. Primero comenta que hacía seis kilómetros al día, luego ocho y así hasta que al pasar un par de meses se dio cuenta de que esa bici ya se le quedaba pequeña. Este afán por la bicicleta le llevó a cambiar una vieja moto por una nueva bici de mejores condiciones a la de Correos. Aún así confiesa que la nueva bici “seguía siendo un cacharro”, pero ya era dar un paso más. Una vez se vio con buen ritmo, contactó con un club que llevaba muy pocos años en funcionamiento, “Los Desperdigaos”. Ellos le abrieron los brazos y empezó a salir con ellos, pero se dio cuenta de que todos llevaban grandes maquinas. Por lo que pidió precio para una nueva y ninguna parecida a la de los compañeros bajaba de los 2000€. Ángel finalmente dio el paso y la compró, aunque confiesa que casi le cuesta el divorcio. De repente el actual presidente se volvió de los más activos del club y acabó comprando una nueva bicicleta, pero esta vez de carretera. Esto se debe a que el club tobarreño entrena en otoño e invierno en “mountain bike” y en primavera y verano en carretera. De esta forma podemos entender a los que lleva una pasión real, de una bici de propaganda a un estilo de vida. Con los años Ángel acabó siendo el presidente un poco por casualidad y sin querer. Tras casi cuatro años al mando confiesa tener mil historias en el bolsillo, mucho orgullo de lo conseguido e ilusión por el porvenir del club.

El presidente, Ángel Martínez, durante la entrega de dorsales | César Sánchez

Con la anterior citada cuota del club, sumada a lo obtenido por la lotería, el club ofrece a sus miembros una equipación personalizada con los colores (rojo y amarillo) y escudo del equipo. Todo ello sumado a chándales, calcetines, cazadoras, polos y cascos. De esta forma cuando se desplazan a otra localidad a correr, pueden presumir de ir bastante bien equipados.

También cuentan con un gran número de actividades durante el año, todas ellas relacionadas con el ciclismo. Cada año organizan una salida para hacer piña y que todos los miembros puedan asistir. Esta jornada consiste en un día de bicicleta, pero un entorno nuevo. Ello supone la contratación de autobuses y furgonetas para el trasporte y todo costeado por el club. Ángel es claro y cita textualmente que la jornada está enfocada “en plan para que se vengan el que está mejor y el que esta peor. El que manda es el último”. Entre otros destinos ya han visitado Caravaca de la Cruz y Alcaraz, entre otros. Este año preparan un viaje a las Lagunas del Ruidera y el presidente vuelve a recalcar que es una jornada para pasarlo bien y sin carreras, se para lo que haga falta y el objetivo es que todos disfruten.

Los Desperdigaos en una de sus salidas | Foto cedida por Antonio Martínez

La creación de una sala de spinning en el “Pabellón Municipal de la Granja” en Tobarra, fue uno de los primeros logros del club. Esta sala está activa todo el año y cuenta con gran afluencia de vecinos. También ha servido como cebo para captar nuevos ciclistas que pasan de los estático a la calle. Debido al buen recibimiento de este espacio, se han realizado varias jornadas de spinning al aire libre de la localidad, coordinadas por profesionales. Casi siempre en verano y coincidiendo con las fiestas del municipio para poder captar el mayor número de participantes posible.

Otra de las actividades más populares es la anual salida nocturna de la villa de Tobarra. Esta actividad se celebra siempre el viernes previo a las fiestas de la localidad y cuenta con gran participación. El recorrido es de 30 kilómetros y pasa por cada una de las pedanías tobarreñas. Esta salida nocturna suele alargarse hasta las cuatro o cinco de la madrugada.

El gran salto del club llega con la llamada de la Diputación que ofrece organizar una prueba del circuito en Tobarra. El club rápidamente se puso manos a la obra y diseñó una etapa que ha ido modificándose con el tiempo hasta tener la forma que presenta a día de hoy. Gran culpa de la realización de esta prueba la tener el crecimiento de la afición de la bici en el municipio.

Desde hace unos años el perfil de la etapa ha variado poco. Según Ángel los momentos más destacables son el paso por las “Quebrás”, que ponen a prueba el descenso de los participantes, y la subida al reloj donde la afición se agolpa para ver a los ciclistas.

Las semanas previas a la prueba están cargadas de reuniones y preparativos. Lo primero es reconocer la ruta prevista para comprobar su posible acceso. Una vez asegurada la ruta, es imprescindible pensar en el servicio que se le va a ofrecer a los corredores más allá de la carrera. Se decidió poner un precio de 13€ con los que se hace un seguro, se ofrece una bolsa de obsequio y se da una comida al finalizar. Este año la bolsa contiene material ciclista como una braga y unos calcetines, sumado a una pieza de embutido y unas gafas de sol. La comida se encarga de prepararla la hermandad de la Santa Cruz, que también colabora a la hora de cortar las calles. Los miembros del club tobarreño describen la prueba como suave, con el único peligro de la zona de descenso. La prueba de Tobarra suele ser una de las que cuenta con mayor afluencia y es que desde el club prefieren un recorrido para 700 participantes de todos los niveles, que para 300 muy buenos.

Los miembros de Santa Cruz ocupándose de la comida | César Sánchez

Como se refleja, el grupo es más que activo y tiene el domingo por su día grande. Este día los miembros queda en el monumento al tambor que hay en el centro den pueblo. Una vez allí deciden la ruta del día en función del nivel de los asistentes y de las condiciones meteorológicas del día. El premio llega al final de la mañana con la llegada al bar de confianza donde los asistentes beben su merecida cerveza entre risas y anécdotas.

Los Desperdigaos son un grupo en el que se respira ciclismo todo el año. Todo lo que empezó como una afición entre amigos, se ha convertido en una institución en la zona. Pedalada a pedalada llevan más de quince años haciendo del deporte un hilo de amistad, compañerismo y vivencias. Todo un ejemplo de lo que este deporte, de forma amateur, es capaz de significar.

Logo del club


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